domingo, 6 de diciembre de 2009

Mejor que sea invierno

Es otoño y parece que ahora sí llegó, frío, nebuloso, invadiendo los resquicios de las habitaciones con polvos melancólicos, tristísimas polillas golpean las farolas que apenas brillan, para aparentar un calor inexistente, una alegría fría y vacía que parece mejor que ya sea invierno y así ya no forjemos ilusiones de que un rayo de sol calienta.
Ya saqué los abrigos, las bufandas, aún tengo frío. Lo mejor del otoño es que anuncia que pronto terminará este año, llegará el nuevo, que barrerá el polvo y traerá consigo promesas de otros pueblos, de otros caminos, de otro tiempo.


Presencia de otoño

Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo él que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.

Juan Gelman