jueves, 12 de enero de 2012

Fugas

Toda relación amorosa produce siempre su propia y singular patología.

El amar es un oficio siniestro.

Unos ven el apocalipsis en la Biblia, otros en la Eneida y otros más en la

Divina comedia, muy pocos se dan cuenta de su diaria condena.

El desamparo no es una pena, es una necesidad.

Un secreto siempre es fascinante, develarlo no.

Uno es una cifra interminable.

¿A qué oficio pertenecen los gajes de vivir?

A veces me inunda un inmenso deseo de consolar a un siervo herido.

¿Sabré alguna vez cómo se utiliza el corazón?

Beber y olvidar. Escribir y olvidar. De eso se trata.

¡Qué fastidio buscar la felicidad todos los días!


Lucius Længst (Traducción Rodolfo Mendoza)

sábado, 7 de enero de 2012

Y la memoria se llena de tristeza...


Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno murió el 7 de enero de 1986. Aniversario que sirve como excusa para recordar sus textos que hablan del miedo, la soledad, el deseo, la confusión, la revolución y la tierra.

Durante casi medio siglo de crítica y estudios literarios, miles de páginas se han publicado para ofrecer respuestas a las interrogantes suscitadas por las poco más de 300 páginas escritas por el mexicano.

Los paisajes rurales son escenario de los cuentos —y de su no menos valiosa obra fotográfica— que giran en torno a la vida de los campesinos mexicanos, historias que están incluidas en “El Llano en Llamas”, libro que apareció en 1953 y que contiene 17 narraciones.

Los caminos desembocan en Comala

“Pedro Páramo”, la única novela que Rulfo escribió y que fue publicada en 1955, merece mención aparte. Una obra que crea un universo que es ya referente obligado del imaginario fantástico en lengua española: Comala.

Este lugar mágico es refugio de pecadores, purgatorio en el que se desatan las pasiones humanas, donde sus habitantes están sentenciados a una eterna memoria de tristeza y desamparo.

Son los muertos los que hablan, quienes se ven arrastrados al martirio de ver la existencia a través de los recuerdos, porque ya no están vivos, sólo son seres hechos de nostalgia, de retazos, de suspiros, con ojos que sólo ven un camino, una senda que siempre se dirige a Comala.

Pedro Páramo es el espíritu que se encargó de unir la vida de Comala, él es el núcleo que surgió en “La Media Luna”, hacienda en donde comenzó y terminó la vida del pueblo. Pedro Páramo no puede marcharse y sigue cargando el dolor propio multiplicado, porque su miseria es la miseria de todos, y los espíritus no dan tregua, jamás descansan.

“Tengo la boca llena de ti, de tu boca. Tus labios apretados, duros como si mordieran oprimidos mis labios... Trago saliva espumosa; mastico terrones plagados de gusanos que se me anudan en la garganta y raspan la pared del paladar... Mi boca se hunde, retorciéndose en muecas, perforada por los dientes que la taladran y devoran. La nariz se reblandece. La gelatina de los ojos se derrite. Los cabellos arden en una sola llamarada”, dice Páramo, quien siente la muerte y el amor como un malestar físico que le devora el espíritu.

Es el amor el don y castigo de Pedro Páramo, y el nombre de Susana San Juan le regresa una y mil veces porque Comala existirá siempre, así como el dolor, la angustia y la amargura infinita de todo aquel que acercó sus pasos a este pueblo perdido tras las montañas, a este pueblo signado con tinta en la memoria.

martes, 3 de enero de 2012

J.R.R. Tolkien: Creador de mitos

Dónde están la mano en las cuerdas del arpa y el fuego rojo encendido?
¿Dónde están la primavera y la cosecha y la espiga alta que crece?
Han pasado como lluvia en la montaña, como un viento en el prado;
los días han descendido en el oeste en la sombra de detrás de las colinas.
J.R.R. Tolkien

“En el principio estaba Eru, el Único, que en Arda es llamado Ilúvatar; y primero hizo alos Ainur, los Sagrados, que eran vástagos de su pensamiento, y estuvieron con él antes que se hiciera alguna otra cosa”. Así comienza “El Silmarillion”, el libro que J.R.R. Tolkien dejó inconcluso y que relata el inicio de una historia épica a la que dedicaría toda su vida y que, a la postre, lo convertiría en un autor de culto: “El Señor de los Anillos”.

John Ronald Reuel Tolkien nació hace 120 años en Bloomsdale, Sudáfrica. A muy temprana edad su familia decidió regresar a Gran Bretaña, en donde creció marcado por la temprana muerte de su padre y la conversión de su familia a la religión católica. Un cambio que influyó profundamente en la obra del escritor británico, más porque su madre moriría pocos años después de esta decisión, dejando a Tolkien (de 12 años) y a su hermana bajo la tutela del sacerdote católico Francis Xavier Morgan.

El escritor fue un estudiante aventajado, y se graduó con honores en el Exeter College de la Universidad de Oxford. Pero esta época no sólo estuvio dedicada a la academia. Al cumplir 16 años Tolkien conoció a Edith Mary Bratt, una joven tres años mayor que él. Enamorado, Tolkien habló de estos sentimientos con su tutor, quien le prohibió sostener cualquier tipo de relación con Edith, inclusive epistolar, hasta que cumpliera 21 años. Un acuerdo que el muchacho cumplió cabalmente.

El día en que Tolkien llegó a la mayoría de edad, escribió una carta a su amada para proponerle matrimonio. La chica ya estaba comprometida con alguien más, pero al reencontrarse con el egresado de Oxford decidió terminar con su noviazgo y casarse con el futuro autor de “Egidio, el Granjero de Ham”. De hecho, el sudafricano solía llamar “Lúthien” a Edith, en referencia al personaje élfico que renuncia a la imortalidad para quedarse con su amado, Beren, antepasado de la estirpe real de Númenor.

Pasión por el lenguaje

Tolkien trabajó la mayor parte de su vida como profesor de la Universidad de Oxford. Antes que escritor, el británico era un filólogo, un apasionado de la lengua y sus posibilidades fonéticas. Y esta veta se puede hallar a lo largo de las páginas de “El Señor de los Anillos”, a través de cantos, poemas e incluso idiomas como el élfico, una invención del propio Tolkien que pone de manifiesto este interés en inventar nuevas formas de describir, de crear y recrear un nuevo mundo, el de La Tierra Media.

Los académicos J.C. Santoyo y J.M. Santamaría describen, en el prólogo de “Egidio, el Granjero de Ham” (Minotauro, 1981), que Tolkien tuvo una fuerte influencia de los relatos épicos en los que sus protagonistas vivían apegados a ideales heroicos y espirituales, en constraste con la realidad que vivió el escritor, marcada por la guerra, la industria, la urbe y el consumismo.

“Tolkien se resistió a aceptar este estado de cosas y plasmó a manera de protesta, de revuelta personal y válvula de escape, su particular concepción del universo y del puesto que en él le toca jugar al ser humano”, describen los catedráticos españoles.

Corazón de Hobbit

Aquellos que han visto las fotografías de Tolkien, ya en las postrimerías de su vida, no pueden evitar esbozar una sonrisa cómplie. Ahí, con pipa en mano y semblante placentero, el escritor deja ver que, al menos una parte de su espíritu, tiene un profundo vínculo con los hobbits, seres entrañables de corta estatura y amantes de la buena mesa, pero poseedores de un espíritu enorme, fuerte y valiente.

“Hobbiton se parece mucho a la clase de mundo en el cual por primera vez me di cuenta de las cosas, el cual fue quizás más punzante para mí por el hecho de que yo no nací aquí (Inglaterra), sino en Bloomsdale, Sudáfrica (...) Entonces, encontrarse repentinamente en una quieta villa de Warwickshire, a la edad en que se despierta la imaginación, pienso que engendra un amor particular por lo que usted tal vez llamaría las tierras centrales de Inglaterra, con abundante agua, rocas, olmos y pequeños y quietos ríos, etc., y por supuesto la gente nativa de esos lugares”, declaró el escritor a la BBC, en una de sus últimas entrevistas, en referencia a “El Hobbit”, la primera novela que publicó sobre la Tierra Media en 1937, y que fue el inicio de una fama que ya no lo abandonaría nunca.

El escritor murió el 2 de septiembre de 1973, a los 81 años de edad. Y antes de partir, el británico disfrutó de reconocimientos, premios, la amistad de escritores como C.S. Lewis y además vio cómo crecía la popularidad de su obra, en especial de “El Señor de los Anillos” que se publicó entre 1954 y 1955, que además dio vida a cientos de sociedades especializadas y clubes de fanáticos.

En las historias de Tolkien aparecen dioses, seres malvados que buscan atar al mundo en las tinieblas, héroes que no temen enfrentar su destino oscuro, elfos con mirada de oráculo, enanos de fuerza probada, y magos blancos que cargan en sus espaldas la sabuduría de tres edades del mundo. Ahí está, en espera de lectores, una tierra poblada de leyendas y cantos, donde los vientos del cielo redondo son una promesa y la estrella de Eärendil brilla, sobre las aguas, en el lejano occidente.

lunes, 2 de enero de 2012

Para eso fuimos hechos...



Como cortina oscura, los días se abaten taciturnos... Tal vez no sean ellos sino yo, este espíritu que se pone melancólico en las postrimerías de cada año, en esta forzada renovación, pesada, pero impostergable. Sin embargo quedan las memorias, los recuerdos que revolotean claros para regalarnos sensaciones, deseos, sonrisas.


Poema de Navidad

Para eso fuimos hechos,

para recordar y ser recordados
para llorar y hacer llorar

para enterrar a nuestros muertos

por eso tenemos brazos largos para los adioses

manos para recoger lo que nos fue dado

Dedos para cavar la tierra.

Así será nuestra vida:
una tarde siempre para olvidar,
una estrella apagándose en las tinieblas

un camino entre dos tumbas

por eso necesitamos velar

hablar quedo, pisar leve, ver

dormir la noche en silencio.

No hay mucho que decir:
una canción sobre una cuna
un verso, quizás de amor

una oración para quien se va

pero que esa hora no olvide

y que por ella nuestros corazones

se entreguen, graves y simples.


Pues para eso fuimos hechos: para la esperanza en el milagro,

para la participación de la poesía,

para ver el rostro de la muerte

de pronto nunca más esperaremos...

Hoy la noche es joven, de la muerte, apenas

nacemos, intensamente.

Vinicius de Moraes


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