miércoles, 30 de diciembre de 2015

Recomendaciones literarias del 2015


¿Con cuáles libros iniciar el 2016? A continuación les comparto algunas obras que dejó el 2015 y que recomiendo para comenzar un año de buenas lecturas.

Voces de Chernóbil (Debolsillo), de Svetlana Alexievich
¿Por qué visitar la Tierra de Los Muertos? Svetlana Alexievich acude justo a este territorio, situado en Chérnobil, pero no el de la Unión Soviética, sino el de Bielorrusia, un país marcado por la desgracia, la tristeza, la mala suerte.
Hace casi 30 años, el 26 de abril de 1986, el reactor de la Central Eléctrica Atómica de Chernóbil sufrió una serie de explosiones que, a la postre, provocaron la extinción total de un poblado. No sólo eso, apunta la periodista que hoy es Premio Nobel de Literatura: “si durante la guerra murió uno de cada cuatro bielorrusos; hoy, uno de cada cinco vive en un territorio contaminado”.
A través de las voces de los sobrevivientes, monólogos protagonizados por viudas, padres, psiquiatras y médicos, se abre paso la historia no de lo qué provocó la mayor catástrofe nuclear del siglo 20, sino de “las sensaciones, los sentimientos de las personas que estuvieron en contacto con lo desconocido”.
Traducido al español en 2015, Voces de Chernóbil pone al lector en contacto con la maravillosa pluma de Alexievich y con el misterio, con un enigma que no ha sido totalmente desentrañado y que involucra malas decisiones, agravios, omisiones.
Liudmila Ignatenko, esposa de un bombero fallecido por su exposición a la radiación al tratar de sofocar el siniestro, sabe que hay enfermedades que no se curan, que el mundo puede reducirse a un solo punto, que la gente no quiere oír hablar de la muerte, “de los horrores”, y sin embargo ella habla del amor... “De cómo he querido”.

Sumisión (Anagrama), de Michel Houellebecq
Siempre polémico, Michel Houellebecq vuelve a ser noticia con su reciente novela, Sumisión, publicada el mismo día en que ocurrieron los asesinatos en la revista Charlie Hebdo. Y es que como un macabro ejercicio futurista, el libro narra, a través de la mirada de François, un maestro universitario de París, cómo el año 2022 es marcado por cambios sociales y políticos profundos.
Es tiempo de elecciones presidenciales y el partido a vencer es la Hermandad Musulmana, cuyo candidato, el carismático Mohammed Ben Abbes, triunfa en la segunda vuelta electoral. Así, el país galo se convierte en un estado islámico, donde las mujeres caminan en las calles con burka, se instaura la poligamia, y convertirse al islam es un requisito para pertenecer a la planta docente.
Solo, con 40 años encima y una vida instisfactoria marcada por la soledad y la apatía, François observa cómo el rector de la Sorbona se casa con una joven de 15 años y su país se convierte en un imperio decadente en el que no hay lugar para él. Obligado a jubilarse, abandonado por su joven amante judía (que debe exiliarse a Israel), el mundo que conoció ya no existe más, en su lugar sólo queda la desesperanza.

La Memoria de las Cosas (Sexto Piso), de Gabriela Jáuregui
Más allá del tema de la memoria, cuya savia nutre los relatos que conforman La Memoria de las Cosas, está el de la mirada, esa que es capaz de sumar los recorridos entre los tres reinos en los que se divide la naturaleza: vegetal, animal y mineral, y habría que añadir artificial, como lo hace Gabriela en su primer libro de cuentos.
Es en estos reinos donde podemos encontrar historias que van desde el valor de los melones en el mercado japonés, o la afición de un niño pequeño a las gomitas (y la obsesión que desarrolla su padre en investigar sobre ellas), hasta la tarea de un artista que busca el rastro de su obra a través de los basureros de la urbe, o el ardor que recorre a un hombre cuando tiene desplegado ante sí un biombo centenario que lo observa, que lo complace, que recuerda…
Así como el biombo que protagoniza uno de los cuentos del libro, las historias de Gabriela se despliegan como una pintura-abanico, en la que cada lector otorga su propia memoria a cada uno de los personajes que desfilan por las páginas dellibro. Como dice el protagonista del relato del que hablamos: el biombo refleja lo que proyectamos o, dicho con las palabras del escritor dominicano Junot Díaz, “somos pasajeros y eso lo refleja perfectamente el cuento”.
Y es que en un tiempo en el que los cuentos no son el hit del mercado editorial, obras como la de Gabriela nos recuerdan nuestra larga tradición como lectores –y escritores- de la narrativa corta. La vida, y retomo una idea planteada por Junot, no es una larga novela que te muestra cuándo terminará a medida que avanzan las páginas. No, la vida es como los cuentos: repentina, abrupta, corta y a veces incompleta.

Seamus Heaney, Obra Reunida (Trilce Ediciones / Conaculta / UANL)
Hasta no haber experimentado el genuino acto poético, no se tiene la necesidad de saber lo que significa”, sostenía Seamus Heaney. Ahora, tal vez a años luz de sentir esa revelación de la que habló el escritor irlandés, tenemos la oportunidad de acceder a su obra poética gracias a los oficios incansables de Pura López Calome.
Convencida por Tomás Segovia (quien fue un traductor excepcional y un generoso hombre de letras), Pura se dio a la tarea de abrirle paso a la obra de Heaney en español. Después de décadas de trabajo y de un cercana relación con quien se convirtiera en Premio Nobel de Literatura en 1995, la escritora nos entrega un título imprescindible para los lectores del irlandés: Seamus Heaney, Obra Reunida.
En edición bilingüe, este ejemplar reúne Isla de las Estaciones, Viendo Visiones, La Luz de las Hojas, El Nivel, Sonetos y Cadena Humana. Quedan expuestos los temas que obsesionaron al poeta durante años: el amor, la felicidad, la muerte, la patria, la naturaleza, la alquimia verbal, la vida misma que se abre paso “bajo el frío soleado una tarde de domingo”.
En la introducción de Obra Reunida, Pura cita a Eugène Guillevic: “vivir en la poesía es vivir en el canto, el enlace de la palabra y el silencio”. Y es así como vivió Heaney, dando forma a palabras que aún hoy vuelan como aves marinas —o mirlos, o pinzones, o papalotes–, al cielo, en oración sostenida.

El Monstruo Ama su Laberinto (Vaso Roto), de Charles Simic
¿Cuáles son las experiencias, los highlights que marcan la vida de un poeta? Para algunos son los hechos de la infancia, otros más hablarán de la juventud, del amor, de la guerra, de la pérdida.
En el caso de Charles Simic, y gracias a El Monstruo Ama su Laberinto, sabemos que su niñez en la Serbia marcada por la guerra y la miseria fue definitoria para su obra, pero también lo fue su juventud en Chicago y Nueva York, en donde obtiene esa revelación que persiguen los poetas: “la belleza de un momento fugaz es eterna”.
Simic nos muestra, en una suerte de cuaderno del poeta, cuáles son los pasillos que recorre en el laberinto de su escritura. En textos de carácter autobiográfico, desarrollados en párrafos cortos, leemos anécdotas, impresiones, aforismos, breves relatos, la idea de un verso e incluso el germen de un poema.
Traducido por Jordi Doce, el libro en el que su autor aspira “a crear una especie de no género hecho de ficción, autobiografía, ensayo, poesía y, por supuesto, ¡chistes!”, incluye además (como un plus maravilloso un ensayo sobre Seamus Heaney.
Uno escribe porque ha sido tocado por el anhelo de, y la desesperación de no poder, tocar al Otro”, sostiene Simic. Y es aquí, en medio del laberinto, que el Minotauro se revela como poema imposible, como testigo de la “audible la soledad humana”, que nos confronta para “saber aquello que no puede decirse con palabras”.

Clarice Lispector, Fotobiografía (S, Conaculta), de Nádia Battella Gotlib
Durante décadas Nádia Battella Gotlib se ha dedicado al estudio de la vida y obra de Clarice Lispector, una labor que ya habíamos visto reflejada en la biografía Una Vida que de Cuenta (publicada en español por la editorial Adriana Hidalgo), y que ahora da como resultado una ambiciosa Fotobiografía.
Dueña de una de las voces más provocadoras de la literatura latinoamericana, por su agudeza y originalidad, la escritora portuguesa tiene una rica biografía que ahora nos es develada en cientos de imágenes, que muestran además un amplio recorrido social desde finales del siglo 19 hasta los inicios del 21.
A lo largo de 635 páginas llenas de cronologías y fotografías acompañadas de notas puntuales de Nádia, así como de textos de la propia Clarice, conocemos sus raíces ucranianas y judías, el éxodo familiar a Brasil, su vida en pareja, sus intereses literarios (Flaubert, Rilke, Proust, Woolf, Joyce), su paso por Europa en tiempo de posguerra (su marido fue diplomático de carrera), y su vida como escritora.
Leer a Clarice “es un encuentro con lo desconocido”, considera Nádia, pero gracias a esta Fotobiografía podemos acercanos a lo que más le interesaba encontrar a la brasileña en su trabajo literario: “el timbre” de su vida.

Salvador Elizondo. Diarios 1945-1985 (FCE), de Paulina Lavista
Si tuviera que contestar como en un entrevista periodística, diría que el 'germen de mi vocación literaria' se encuentra en los diarios y cuadernos de notas que a partir de mi adolescencia he ido llevando, muchas veces intermitentemente o desordenadamente”, escribió Salvador Elizondo precisamente en una de sus libretas de trabajo.
En 2008 la revista Letras Libres publicó algunos extractos de los cuadernos del autor de Farabeuf, pero este año el Fondo de Cultura Económica reunió una amplia selección de textos, a cargo de la viuda del escritor, Paulina Lavista, en el libro Salvador Elizondo, Diarios 1945-1985.
A lo largo de las páginas —que incluyen fotografías e imágenes de páginas completas con la escritura de Elizondo—, nos encontramos con los intereses artísticos, literarios y amorosos del escritor, así como sus relaciones con otros autores de la época: Octavio Paz, Juan Rulfo, Ramón Xirau, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco.

El Oro de los Tigres V (UANL / Capilla Alfonsin), coordinado por Minerva Margarita Villarreal
Hace seis años surgió la colección El Oro de los Tigres con la idea de continuar la labor del autor de La Cena y Visión de Anáhuac. “Básicamente la idea de la colección fue hacer la labor que Alfonso Reyes hacía, de ‘passer’, que quiere decir de barquero, de llevar y traer de una cultura a la otra, de universalizar el arte”, sostiene Minerva Margarita Villarreal, coordinadora de esta serie de libros que publican la Capilla Alfonsina y la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Así, en ediciones bilingües que convocan a traductores de primera línea, los lectores han tenido la oportunidad de acercarse a verdaderas joyas de la poesía: Dios, de Víctor Hugo, en la traducción de Tomás Segovia; Rey de los Vientos, de Adonis, en versión de Jorge Esquinca; Cuatro poemas, de Wallace Stevens, traducido por Tedi López Mills; Una Antología de una Antología Personal, de Lêdo Ivo, a cargo de José Javier Villarreal; o Poemas Sueltos, de Marina Tsvietáieva, una versión de Selma Ancira y Francisco Segovia.
Este año El Oro de los Tigres (título que rinde homenaje a Jorge Luis Borges) entrega una colección que no puede faltar en la casa de los amantes de la poesía y que contiene La Canción de Amor de J. Alfred Prufrock, de T.S. Eliot, con versión y prólogo de Hernán Bravo Varela; La invención de Orfeo, de Jorge de Lima, versión y nota de Antonio Cisneros; Plegaria, de Salvatore Quasimodo, traducido por Antonio Colinas; Contra Fábulas y Otros Poemas, de György Somlyó, una traducción de Francisco Segovia; y El Instante Después, de Massimo Gezzi, con edición, traducción y prólogo de Juan Carlos Abril.

Dos Veces Única (Seix Barral), de Elena Poniatowska
De una entrevista que realizó Elena Poniatowska en una casa de Paseo de la Reforma en 1976, nació su reciente novela, Dos Veces Única (Seix Barral, 2015), que tiene como protagonista a Lupe Marín, la primera esposa del pintor Diego Rivera, y quien también se casó con el poeta y crítico Jorge Cuesta.
Testigo de una época en la que bulleron la política y las artes, esta mujer de inusual belleza y carácter bronco se convirtió en la musa de uno de los grandes muralistas del país, y en el referente de la vida literaria del grupo Los Contemporáneos.
A través de los testimonios que recabó la autora en 25 entrevistas, se revela al lector una época signada por el arte y las letras, en la que desfilaron Julio Torri, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Tina Modotti, Frida Kahlo, León Trotsky, André Bretón, Rafael Coronel, Juan Soriano.
Y Lupe, “la antítesis de la mujercita mexicana”, la muchacha que dejó atrás Guadajalara para casarse con “El Panzas” de Diego, no sólo fue testigo, también ella irradió sus ideas que influyeron en la obra de pintores y poetas.
“Pero no es ninguna santa, incluso podría decir que es mala. Su propia hija, a los 90 años y pico, dice que fue mala madre”, aclara la escritora, quien tiene un sobrenombre rotundo para referirse a la Marín: Coatlicue.

El Curioso Jim (Sexto Piso), de Matthias Picard
Concebido por la mente del francés Matthias Picard, El Curioso Jim es un libro en 3D en el que se unen bellas ilustraciones con la magia de las figuras en tercera dimensión. Desde que esta publicación vio la luz en Francia hace un par de años (obteniendo varios premios internacionales), se ha convertido en una de las consentidas no sólo de los niños de 15 países, también de sus padres.
La curiosidad de Jim no tiene límites. Ni siquiera el fondo oscuro del océano lo amedrenta, al contrario, este audaz explorador se pone su traje de buzo para convivir con los peculiares habitantes del reino marino.
Peces, tiburones, medusas, arrecifes… Como lo hiciera antes el capitán Nemo (este personaje misterioso creado por Julio Verne), Jim descubre las maravillas de la vida subacuática, en las que no faltan los vestigios de la existencia humana, coches, televisores rotos, trazos del abandono devorados por algas y carcomidos por la sal.
Lo que vuelve especial la obra de Picard, además del uso de la técnica tridimensional, son los recursos creativos de su autor, las ilustraciones lúdicas que, sin necesidad de una sola palabra, juegan con nuestra imaginación.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Nuevo manual de poesía

Para Greg Orr y Greg Simon


1. Si un hombre entiende un poema,
        tendrá problemas.

2. Si un hombre vive con un poema,
        morirá solitario.

3. Si un hombre vive con dos poemas,
        le será infiel a uno.

4. Si un hombre concibe un poema,
        tendrá un hijo menos.

5. Si un hombre concibe dos poemas
        tendrá dos hijos menos.

6. Si un hombre lleva una corona mientras escribe,
        lo van a descubrir.

7. Si un hombre no lleva corona mientras escribe,
        sólo se engañará a sí mismo.

8. Si un hombre se enfada con un poema,
        será despreciado por otros hombres.

9 Si un hombre continúa enfadado con un poema,
        será despreciado por las mujeres.

10 Si un hombre denuncia públicamente a la poesía,
        sus zapatos se llenarán de orines.

11 Si un hombre deja la poesía por el poder,
        tendrá muchísimo poder.

12 Si un hombre alardea de su poesía,
        será amado por los tontos.

13. Si un hombre alardea de su poesía y ama a los tontos,
        no escribirá más.

14. Si un hombre reclama atención por sus poemas,
        será como un burro en un claro de luna

15. Si un hombre escribe un poema y elogia el poema,
        de un amigo
            tendrá una amante hermosa.

16. Si un hombre escribe un poema y elogia demasiado el poema de
        un amigo,
             va a espantar a su amante.

17. Si un hombre reclama el poema de otro,
        su corazón será dos veces más grande.

18. Si un hombre deja que sus poemas vayan desnudos,
        le tendrá miedo a la muerte.

19 Si un hombre le teme a la muerte,
        será salvado por sus poemas.

20 Si un hombre no le teme a la muerte,
        puede que lo salven o no sus poemas.

21. Si un hombre termina un poema,
        se bañará en la estela hueca de su pasión
             y será besado por el papel blanco.


Mark Strand
(Traducción de Juan Carlos Galeano)

jueves, 10 de diciembre de 2015

Nómada


Estoy seguro aunque lo dude a veces
De que hubo despedidas sin tristeza
Partidas que no fueron abandonos
Jornadas sin reproches
No dejes pues viajero
Que vayan a encogerse ahora tus pulmones
Haber vivido siempre en casa ajena
No ser nativo de algún sitio avaro
Te hace nostálgico de cada pasado dado
Pero a la vez es porque para ti
Cualquier camino es siempre tu camino nativo

Tomás Segovia

martes, 3 de noviembre de 2015

Tarde de Ávila


La santa del abismo es más santa a mis ojos.
Gérard de Nerval

Las sombras no existen bajo el sol de Ávila, no cuando el verano toma dominio de la ciudad amurallada. Teresa contempla las baldosas que relumbran multiplicándose en espejos. Escucha el murmullo de sus hermanas, reunidas en los pasillos, y se lamenta. Quiere silencio.

La carmelita mortifica sus carnes escuálidas, avejentadas prematuramente por la enfermedad y la privación. Oh Dios mío, misericordia mía, susurra encorvada, mientras el impulso del dolor viaja hacia la médula e ingresa en el cuerpo dorsal de la columna.
 
La sensación se expande por la espalda, tormenta de fuego que arrasa el miedo. Todo desaparece: la celda, el convento, el mundo entero.
 
Y sucede de nuevo. Sabe que tiene los ojos abiertos pero está cegada por la luz. No importa, siente la presencia inagotable de su amado; cómo la recorre, la acaricia, ocupándolo todo.
 
El espacio vibra. Su cuerpo se estremece voluptuoso. Frente a ella, los colores se expanden en una marejada de bermellón y oro.

La religiosa siente la humedad recorrer su hábito. Vuestra soy, para vos nací. Mi corazón de todo está desnudo, dice con voz trémula.
 
Todo termina. Intenta recuperar el movimiento de sus piernas. Ahora late un dolor dulce en el cuerpo llagado. Su Querido respondió la plegaria.

La campana mayor toca tres veces. Por un momento la mujer duda, sabe que no hay muralla capaz de poner alto al Maligno. No me desampares, Señor, porque en ti espero no ser confundida en mi esperanza.

Se arrastra hacia el oratorio y extiende los brazos hacia la cruz. Ruega porque todo sea verdad. Sabe que no hay contento seguro, que el demonio no descansa. Los gozos de la tierra son inciertos.

(Este texto forma parte de la antología de cuento breve Historia de dos ciudades, de la Editorial Pape)


martes, 27 de octubre de 2015

Aprensiones


Escribir fue también tu miedo,
a veces tu terror a que todos
los regalos de boda, tus sueños, tu marido,
todo te lo quitaran
los trasgos del terror. Tu máquina de escribir
te la arrebatarían. Tu máquina de coser. Tus niños.
Te lo quitarían todo.
El miedo tenía el color de la superficie del escritorio.
Casi conocías sus facciones.
Aquella veta era como su piel, podías acariciarla.
Podías saborearlo en tu lechoso café.
Hacía un ruido similar al de tu máquina de escribir.
Se escondía en los mismos amuletos.
La sirena de terracota en la repisa de la chimenea.
La cazuela de cobre para la fondue. Tus sábanas. Tus cortinas.
Se escondía en tu pluma Shaeffer.

Ese era tu lugar favorito. Cuando escribías
solías detenerte a media palabra,
y la examinabas más cerca, negra, gruesa
entre tus dedos-
El creciente terror que en cualquier momento
estallaría de repente y te arrebataría
a tu marido, a tus niños, tu cuerpo, tu vida.
Podías verlo, allí mismo, en tu pluma.

Alguien te la quitó también.

Ted Hughes
(Traducción Luis Antonio de Villena)

miércoles, 7 de octubre de 2015

El tiempo

¡El tiempo! El tiempo que te lleva entender
que ello sucedió.
Que no hay, que no está, estuvo y ya no está.
¡Está muerto, muerto! Y no resucitará.
No aparecerá con displicencia.
No sorprenderá retornando imprevistamente.
adentro y afuera.
Tiempo de morir todo el tiempo.
Tiempo de que todo sea piedra
grande, gris, sospechosa, conspiradora.

Tiempo de ser ciego a las diferencias
entre los matices de rosa,
tiempo de ser sordo al aullido del gatito callejero
y al grito del pichón de cuervo desmayado.

Tiempo de decidir sobrevivir.
Con los dientes. Con las uñas.
Tiempo del grito acallado. Tiempo de sangre.

¿Cuánto, un año? ¿Diez? ¿Cien? ¿Mil?
A mí me llevó treinta.
La segunda vez sólo diez.
Después comencé a vivir,
a amar, a escuchar.

Hamutal Bar-Yosef
(Traducción Mario Wainstein y Florinda E. Goldberg)

sábado, 19 de septiembre de 2015

No es el amor, lo sé, pero es de noche...


No es el amor, lo sé, pero es de noche
y yo estoy sola, frente al mar que espera
con las uñas viscosas de sus algas
y el sello de la sal sobre sus piedras:
sin cesar, desde el agua y las espumas
mil ramajes de brazos me recuerdan
que aguardan todavía
tendiéndome su ausencia.
Las mismas olas que devoran barcos,
que van hundiendo mástiles y velas,
tiran siempre de mí
salvajemente
ceñidas, enroscadas, como cuerdas.

No es el amor, lo sé, pero qué importa:
tiene su mismo rostro hecho de niebla
y su temblor febril y su acechanza,
tiene sus manos blandas que se aferran
con dura precisión.
Tiene su misma insólita presencia
con el prestigio de un fulgor pasado
y la futura soledad que empieza.
Tiene sin duda del amor la insidia
y el desgajado abandonar reservas
hasta quedar desnudo
como un árbol reseco.
Tiene el rondar la sangre
como un fantasma hambriento
sobre la inaccesible piel del mundo,
lamiendo inútilmente su corteza,
desesperado, ávido,
con la exacta impaciencia
del querer, del después,
del otoño y la espera.
Y aquel recomenzar desde la bruma
que es su signo quizá.
Y su señal más cierta.

No sé cuándo ha llegado:
es como un viejo amigo que regresa
con el rostro cambiado por los viajes,
las fiebres, el alcohol, las peripecias.
Reconozco sus rasgos,
su voz que ha enronquecido, pero es ésta,
su antigua voz que dice otras palabras
semejantes a aquéllas.
No es el amor, lo sé, y sin embargo
es su paso otra vez, y las caricias
recobran los caminos sin urgencia.
No hay palabras, y puedo estar callada:
todo es tan simple así, tan sin sorpresa
y es tan fácil estar, tan necesario.
No es el amor, tal vez. ¿Y si lo fuera? 

Julia Prilutzky

martes, 15 de septiembre de 2015

Fábula de cómo amar


Hay quienes creen poder hacer no importa qué
porque en todo caso son amados.
      Hay quienes creen poder hacer no importa qué
porque en todo caso aman.
      Hay quienes piensan que deben poner cuidado
en todos sus actos justamente porque aman.
      Hay quienes piensan que deben poner cuidado
en todos sus actos justamente porque son amados.
      Hay para quienes el amor está en el límite del
odio.
      Hay para quienes el amor está en el límite del
afecto.
      Pero hay también quienes confunden el amor
con el afecto y no comprenden que otros, en respuesta, confunden el amor con el odio.
      Hay quienes aman como el conejo extraviado
en el camino y atrapado en la trampa de los faros.
      Hay quienes aman como el león, que saquea
aquello que ama.
      Hay quienes aman como el piloto ama el poblado
sobre el que deja caer sus bombas.
      Hay quienes aman como el radar que dirige los
vuelos áereos.
      Hay quienes aman apaciblemente como la cabra
que se deja mamar por el niño hambriento.
      Hay quienes aman ciegamente como la amiba
que se traga al otro en su inconsistencia.
      Hay quienes aman demencialmente como las
palomillas aman la llama.
      Hay quienes aman sabiamente como el oso
ama dormir en invierno.
      Hay quienes se aman a sí mismos en el otro,
como hay quienes aman en ellos mismos a ese
otro en quien se convertirán por él.

György Somlyó
(versión de Francisco Segovia)

martes, 1 de septiembre de 2015

Los amores tontos

La verdad es que el tiempo aclaró las cosas. A pesar de todo, no te culpo. Tampoco pienso en ti como la mala de la historia. En realidad, ambos fuimos los bastardos, la mala semilla, los hijos de la furia.

Es difícil conversar de esto contigo. Sobre todo porque aún te amo. ¿No es irónico?

A veces salgo a recorrer la ciudad, solo, en mi auto, las ventanillas bajas, el aire golpeando mi cara, la música de ese cd que escuchábamos hasta el cansancio, el tráfico, el anochecer con su carga agobiante de calor y el convencimiento de saberse débil, hormiga, mota de polvo, entonces el único motivo para no tirarme de un puente es la loca, absurda esperanza de algún día volverte a encontrar, en otras condiciones, en otra ciudad, en otro mundo.

Llueve hoy, mientras aporreo el teclado de la pc. Y me pregunto qué hago acá, si mi posición -desde el comienzo de los tiempos- estaba a tu lado, beneficiándome un poquito de tu resplandor, de tu fuego vital, de tu forma de asumir los vaivenes del azar.

Duncan Sedano

sábado, 8 de agosto de 2015

Desde hace mucho mi corazón ha estado con el tuyo...

desde hace mucho mi corazón ha estado con el tuyo

cercado en el enredo de tus brazos hasta
una oscuridad donde nuevas lucen nacen y crecen,

hace tiempo tu ánimo ha entrado en
mi beso como un extranjero

en las calles y colores de una ciudad-

que tal vez he olvidado
cómo, siempre (con
qué apresurada crudeza
de sangre y carne) Amor
acuña Su más gradual gesto,

y aguza vida a eternidad

-después nuestras mitades separadas llegarán a ser museos
repletos de memorias bien colmadas



e.e. cummings

(versión de Alfonso Canales)


jueves, 6 de agosto de 2015

La vida me carga en el aire como un gigantesco buitre


La verdad de los dioses
carnales como nosotros y lánguidos
no proviene de la nada
sino del deseo estruendoso del corazón
      partido por el amor

en su estampida por el rostro de un
      adolescente
con su furia delicada
cruzo avenidas insomnes y corrídas
      por la lluvia
mi mano alcanza mi dolor
      presente
y me preparo para un día duro
      amargo y pegajoso
la tarde desploma su azul sobre
      los tejados del mundo
no viniste a nuestra cita y muero
      un poco y me encuentro solo
      en una ciudad de muros
tal vez no sepas del ritual
      del amor como una fuente
     el agua que corre no correrá
         jamás la misma hasta el poniente
mi dolor es un ángel herido
      de muerte
eres un pequeño dios verde
      y riguroso
horarios de muerte ciudades cementerios
      la muerte es la orden del día
la noche viene a raptar lo que
      sobra de un sollozo.

Roberto Piva 
(versión de Rodolfo Mata)

lunes, 22 de junio de 2015

Palabras para seducir los cuerpos


El país se fue al carajo. Al menos esa era la sensación que tenía El Alfaqueque cuando caminaba por las calles desoladas de la ciudad en busca de una farmacia abierta. La alerta de epidemia tenía a todos encerrados en sus casas, aunque no faltaban los valientes ―o los descerebrados― a quienes les tenían sin cuidado el tono alarmista de los medios. Sí, mientras la mayoría se recluía esperando lo peor, otros seres seguían fieles a sus costumbres, ocupando su mesa regular en los bares y locales oscuros que se apiñaban en el Corredor de las Caricias.

Un hombre promedio no estaría buscando muertos, pero El Alfaqueque no pertenece a esa categoría. El protagonista de La Transmigración de los Cuerpos (Periférica, 2013), la reciente novela de Yuri Herrera, posee un don especial, que lo ha hecho tener un trabajo poco usual... Y peligroso.

No se puede decir que El Alfaqueque se arriesgue a la primera de cambio. Menos en medio de estas circunstancias llenas de promesas. Su vecina, la Tres Veces Rubia, está solita y algo urgida, ni el gorila de su novio se atreve a salir por medio a un contagio. Frustrada, la joven se da cuenta de la presencia del protagonista, cuyas palabras tienen un extraño poder: fascinan a quien las escucha. Al fin, la chica de sus suspiros lo invita a pasar a su casa. Un sueño largamente acariciado.

Con una narrativa ágil, influenciada por el realismo sucio norteamericano, la tercera novela del mexicano presenta un escenario que no le parecerá ajeno al lector, pues está inspirado en la epidemia de influenza que mantuvo a los niños fuera de las escuelas del país, y que suscitó distintos ataques de pánico (así como el desabasto de tapa bocas, geles antibacteriales y vacunas) en el año 2009.

En medio de esta novela negra abundan personajes que seducen de inmediato al lector. Ahí está la Tres Veces Rubia, esta vecina que vuelve loco a El Alfaqueque; el Ñándertal, eterno compañero de aventuras, que tiene una herida honda en el corazón, de esas que no cierran nunca. También aparece Vicky, una enfermera ruda, quien siempre está a mano para ayudar al protagonista.

No faltan “los malos”, los matones del lugar que de cuando en cuando tienen encargos para el Alfaqueque. Ahora la misión no será tan sencilla, pues habrá que hacer un extraño intercambio entre familias rivales (los Fonseca y los Castro): los dos cuerpos de unos jóvenes muertos en extrañas circunstancias.

La pluma de Yuri Herrera es refrescante. Y es que si bien aborda temas que son una constante en los últimos años en la narrativa nacional ―violencia, crimen, ambientes sórdidos― al final lo que plantea el autor es una historia redonda que muestra lo que sucede cuando la gente está asustada. Vemos, en este espejo que deforma la realidad a través de la ficción, pero que a fin de cuentas nos devuelve la conciencia de nuestra propia imagen, cómo somos capaces, bajo la sombra de la desconfianza y el miedo, de hacer cosas terribles.

Yuri me comentó hace unos días, cuando se presentó en la Feria Internacional del Libro en Arteaga, que él se toma su tiempo para escribir sus libros. Después de leer La Transmigración de los Cuerpos, no sé si sus lectores tengamos la paciencia para esperar lo que sigue. Al igual que su personaje, El Alfaqueque, las palabras de Herrera producen fascinación.

jueves, 18 de junio de 2015

Canción

Agita un pañuelo blanco
el que se despide.
Cada día acaba algo,
acaba algo muy hermoso.

La paloma mensajera bate el aire con las alas,
de vuelta a casa.
Con esperanza y sin esperanza
siempre volvemos a casa.

Sécate las lágrimas
y sonríe con los ojos llorosos,
cada día empieza algo,
empieza algo muy hermoso.

Jaroslav Seifert 
(versión de Clara Janés)

martes, 2 de junio de 2015

Un día...


UN DÍA
uno iba a ser homero
la obra nada menos que una iliada

después
viendo el paquete
alcanzaba para ser un rimbaud
un ungaretti un fernando pessoa cualquiera
un lorca un éluard un ginsberg

por fin
terminamos siendo el pequeño poeta de provincia
que siempre fuimos
por detrás de tantas máscaras
que el tiempo trató como flores

Paulo Leminski
(versión de Rodolfo Mata)

viernes, 27 de marzo de 2015

Dos poemas de Tranströmer

Kyrie

A veces, mi vida abría los ojos en la oscuridad.
Una sensación como de multitudes ciegas e inquietas,
que pasan por las calles camino de un milagro,
mientras yo, invisible, permanecía inmóvil.

Como el niño que se duerme con miedo
escuchando los pasos pesados del corazón.
Largo tiempo, hasta que la mañana pone sus rayos en la cerradura
y se abren las puertas de la oscuridad.



Visión de la memoria



Una mañana de junio, demasiado temprano
para despertar, pero tarde para volver a dormirse.

Tengo que salir al verdor que está lleno
de recuerdos, y ellos me siguen con la mirada.

No se ven, se funden totalmente
con el fondo, camaleones perfectos.

Estoy a un paso de oírlos respirar
pero el canto del pájaro ensordece.


Tomas Tranströmer
(versión de Roberto Mascaró)