miércoles, 7 de octubre de 2015

El tiempo

¡El tiempo! El tiempo que te lleva entender
que ello sucedió.
Que no hay, que no está, estuvo y ya no está.
¡Está muerto, muerto! Y no resucitará.
No aparecerá con displicencia.
No sorprenderá retornando imprevistamente.
adentro y afuera.
Tiempo de morir todo el tiempo.
Tiempo de que todo sea piedra
grande, gris, sospechosa, conspiradora.

Tiempo de ser ciego a las diferencias
entre los matices de rosa,
tiempo de ser sordo al aullido del gatito callejero
y al grito del pichón de cuervo desmayado.

Tiempo de decidir sobrevivir.
Con los dientes. Con las uñas.
Tiempo del grito acallado. Tiempo de sangre.

¿Cuánto, un año? ¿Diez? ¿Cien? ¿Mil?
A mí me llevó treinta.
La segunda vez sólo diez.
Después comencé a vivir,
a amar, a escuchar.

Hamutal Bar-Yosef
(Traducción Mario Wainstein y Florinda E. Goldberg)