martes, 25 de diciembre de 2018

POEMA DE NAVIDAD


Hablamos de la Navidad,
de por qué no la festejabas.
Dije que era una lástima
porque está llena de regalos,
comida, niños que ríen
gente feliz con gorros rojos.
Así que fuimos al centro comercial
me tomé una foto con Santa Claus
y comimos pizza.
Nuestra Navidad feliz.


No te conté que durante años
Santa no llegó a mi casa.
No hubo pavo en la mesa
y sólo un pequeño árbol
comprado en los saldos
horas antes de Nochebuena.
Uno de esos diciembres
caminaba con mi madre
y vi en una tienda un par de zapatos
negros, de terciopelo
con hebilla brillante.
Le pedí que me los regalara
porque había sido una chica buena.
Ella se acercó al aparador, vio el precio
y seguimos caminando.

La mañana de Navidad
vi mi regalo bajo el pino:
la caja más grande.
Adentro estaban los zapatos.
Me los puse enseguida
y bailé con ellos por la sala.
Mis hermanas pequeñas
recibieron juguetes diminutos,
algunos dulces
y yo tenía estos zapatos negros
de terciopelo, con su hebilla brillante.

Después regresó Santa,
el pavo, los gorros rojos,
el árbol de Navidad de tres metros.
Mi madre nunca menciona esa época
(tampoco cuando me fui de casa).
No te conté que en estas fechas
se me encoge un poco el corazón.