lunes, 19 de diciembre de 2016

BLADE RUNNER WALTZ


    En mil novecientos ochenta y siempre,
ah, qué tiempos aquellos,
    bailamos bajo la luna, al son del vals
La Perfección del Amor a Través del Dolor y de la Renuncia,
    nombre, confieso, un poco largo,
pero los tiempos, aquel tiempo,
    ah, ya no se hace tiempo
como antes
    Aquéllas sí que eran horas,
días enormes, semanas, años, minutos, milenios,
    y toda aquella fortuna en tiempo
uno la gastaba en tonterías,
    amar, soñar, bailar al son del vals,
aquellos falsos valses de tan inmenso nombre lento
    que uno bailaba en algún septiembre
de aquellos mil novecientos ochenta y siempre.

Paulo Leminski