martes, 8 de noviembre de 2011

Por dónde andaba yo estos días...


Tuve el privilegio de entrevistar a Tomás Segovia, un hombre jovial, con la sonrisa pronta, dueño de una mirada profunda en la que podían leerse sus versos, sus traducciones, su intensa vida en México. Al hablar sobre la situación que vive el país, el pesimismo que se abate entre nosotros, me dijo una frase inolvidable: “Menos mal que hay poesía y todavía podemos salvarnos”.
Cómo duele su partida, pero ahí están sus versos, suaves, ahítos de ternezas...


Por Dónde

Por dónde andaba yo estos días

Que casi había ya olvidado

El tibio cauce de las palabras

Que siempre me sacó gustosamente a nado

De la vacua aridez de vivir sin destino


Hoy me ha tocado ver después de tanto tiempo

El gesto enormemente persuasivo

Con que se acuestan los poblados

En sus valles o cerros asignados

Y he vuelto a recordar que yo también

Sé tenderme en la tierra muellemente

Sobre la lenta almohada murmurante

De un tramo de palabras.



Solemne

Yo también creo como todos

Que nunca hay que contar con el milagro

Que hay que tomar la vida como viene

Que no hay por qué pedirle al tiempo

Que altere su runrún y nos traiga el prodigio

También yo sé estas cosas

Pero nunca he podido retenerme

Cuando me visto viendo ya por la ventana

La profusión de vida que me espera afuera

De ponerle a esta limpia ceremonia

Alguna pizca de solemnidad


Y quiero dejar claro que no sé si hago bien

Y que si hay que pedir perdón por ello

Lo pediré pero a sabiendas

De que nunca podré dejar de hacerlo.