La verdad de los dioses
no proviene de la nada
sino del deseo estruendoso del corazón
sino del deseo estruendoso del corazón
partido por el amor
en su estampida por el rostro de un
adolescente
con su furia delicada
cruzo avenidas insomnes y corrídas
por la lluvia
mi mano alcanza mi dolor
presente
y me preparo para un día duro
amargo y pegajoso
la tarde desploma su azul sobre
los tejados del mundo
no viniste a nuestra cita y muero
un poco y me encuentro solo
en una ciudad de muros
tal vez no sepas del ritual
del amor como una fuente
el agua que corre no correrá
jamás la misma hasta el poniente
jamás la misma hasta el poniente
mi dolor es un ángel herido
de muerte
eres un pequeño dios verde
y riguroso
horarios de muerte ciudades cementerios
la muerte es la orden del día
la noche viene a raptar lo que
sobra de un sollozo.
Roberto Piva
(versión de Rodolfo Mata)
(versión de Rodolfo Mata)