ah, qué tiempos aquellos,
bailamos bajo la luna, al son del
vals
La Perfección del Amor a Través del
Dolor y de la Renuncia,
nombre, confieso, un poco largo,
pero los tiempos, aquel tiempo,
ah, ya no se hace tiempo
como antes
Aquéllas sí que eran horas,
días enormes, semanas, años, minutos,
milenios,
y toda aquella fortuna en tiempo
uno la gastaba en tonterías,
amar, soñar, bailar al son del
vals,
aquellos falsos valses de tan inmenso
nombre lento
que uno bailaba en algún septiembre
de aquellos mil novecientos ochenta y
siempre.
Paulo Leminski