Busqué por todos lados unos versos que valieran la pena, que fueran luminosos o que revelaran al menos una señal, de esas que esperamos los que necesitamos la poesía… Tras ardua búsqueda en la que viajé (inevitablemente) por senderos maltrechos, por eriales en la penumbra. En fin... por aquellos sitios en los que anida nuestro espíritu y que no se visitan con frecuencia —y es que la poesía nos conduce inexorablemente a estos lugares— encontré un poema de Roberto Juarroz que puede que se acerque a esas charlas entrañables (que llegué a sostener con algunos amigos del pasado), en las que se liberan todos los nombres y los signos y las ideas que habitan entre la palabra y el silencio.
Esas raras y extraordinarias ocasiones en que se habla a raudales sobre los viejos y queridos amigos que ya no están, de los libros leídos, de las películas que sostienen polvo en los anaqueles del Blockbuster.... O por el contrario, esas pocas veces en que los silencios, el tacto y los sentidos dicen todo lo que estamos esperando.
No se trata de hablar
No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede esa zona abierta
como una esperanza hacia atrás.
Y tal vez ese signo invertido
constituya un toque de atención
para este mutismo ilimitado
donde palpablemente nos hundimos.
Roberto Juarroz