Este es el tiempo
ahora es cuando necesitamos los
sortilegios,
los abrazos, el brillo de las sonrisas
al sol.
El otoño llegó antes
y con él las almas revueltas, las
nostalgias,
la memoria que cava hondo en busca de ternezas olvidadas.
Las calles vacías me hablan de la
ausencia
de los cuerpos que amamos y se han ido
de las cenizas fervorosas que
esparcimos al viento.
El estupor sigue aquí
a pesar de las cantaletas de los
burócratas de oficio.
Las hojas de los árboles continúan su
vaivén mortecino.
Ellas, al igual que yo, saben que no
hay memoria
o sueño, o magia bien lograda, que pueda traerte de regreso.